Por otro lado, los encargos personalizados siempre representan un reto: convertir lo que sólo es una idea, un pensamiento en la cabeza del cliente, en un objeto de tres dimensiones, bonito, útil y que se adapte a la idea inicial. Ha habido en la historia, aún corta, de Cus-Cus, encargos cuya construcción ha sido una auténtica satisfacción: muñecos, bolsas, objetos...